Recuerdos de felicidad

Por: DARIOTOTO15

Quiero contar una historia personal que creo se adapta a lo que como hincha estamos sintiendo.

Era el 7 de diciembre del 2003. Nos jugábamos el paso a la final del torneo ante el Deportivo Cali. Un empate nos podía bastar para conseguirlo. Fui al Nemesio en compañía de un primo, sobre la 53 escuché mi nombre. Un excompañero del colegio me llamaba desde una tienda. Entré, lo saludé y me convidó una cerveza. Hace 4 años que no lo veía (desde que terminamos el bachillerato), estando con él vimos pasar a una pareja que se nos hizo familiar, eran otros 2 compañeros de curso que para ese entonces compartían vida sentimental. Llegaron los abrazos respectivos y algunas polas demás hasta convencernos entre todos de cambiar entradas para compartir el partido en la misma gradería.

Hablamos con revendedores y un quinto amigo apareció. Esto ya pasaba de ser casualidad. Era la señal inequívoca de que veríamos a Millos en la final.

Ya dentro del estadio compramos 2 medias botellas de aguardiente (niños,  por favor no hacer esto en eventos públicos) y emocionados asistimos al pitazo inicial.

Los primeros 45 minutos fueron horribles y perdíamos por 2 goles. El frio era tenaz. La aburrición y la impotencia  dominaban el ambiente. Casi por inercia reunimos dinero para adquirir algo más de guaro.

El joven que lo vendía estaba lejos. No lográbamos llamar su atención, gritamos, chiflamos, pero nada. Entonces, tentando al destino se ocurrió algo, “eso fijo el man se llama Jhon Bayron” dije a mis amigos que estallaron en risa. Pedí a los gritos silencio a la gente que se encontraba a nuestro alrededor y dije con toda mi alma “Jhon Bayron” y aquel muchacho volteó a vernos y pudimos pedir lo que tanto deseábamos.

Aquellas casualidades de la vida, el encontrarnos y adivinar el nombre del contrabandista, son los aspectos que recordamos de esa gélida noche de diciembre. Cada vez que nos vemos por alguna reunión de exalumnos sonreímos al evocar ese día en el que tanto sufrimos.

La hermosa pelota que adorna nuestro existir nos permite escoger que clase de recuerdos queremos tener. Esto no significa olvidar las lecciones, por el contrario, implica la madurez necesaria para aprender y seguir adelante.

Quiero recordar este semestre con 2 cosas: El título en Medellín y la recuperación de Miguel. Obvio, quedan varias lecciones que esperamos sean aprendidas desde la dirigencia de la institución, pero quiero invitarlos desde este rincón de Pasión Albiazul ha ser un poco más abiertos a la felicidad.

Que no se borren jamás de nuestras mentes las lágrimas de Russo y la vuelta ( o lo que nos dejaron dar los señores antioqueños) ante Nacional.

Ya vendrá la cabeza fría para tomar las mejores decisiones basados en lo acontecido.

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