Cadavid, el capitán de todos

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Escribir debe ser ante todo un acto de honestidad, virtud que parece diluirse en un mundo plagado de caretas y personas políticamente correctas. Quizás ustedes que leen ahora estas líneas, sean testigos de como puede cambiar una relación. Alguien que les caía como un mal guayabo, pasó a ser ese amigo incondicional, de los que nunca se abandonan.

Tal vez usted empezó siendo “el idiota ese” de la mujer u hombre con la que ahora comparte sueños y esperanzas. Me disgustó y sobre manera la llegada de Andrés Felipe Cadavid a Millonarios, por allá en el 2013. No entendía como el Embajador se hacía con los servicios de un jugador tan limitado y en ocasiones mal intencionado, el mismo que fracturó a José Luis Tancredí, la hermosa noche que condenamos a la mechita a jugarse el orgullo y perderlo ante Patriotas.

Intenté todo. Resistirlo, putearlo, ignorarlo, pero al final, hace ya casi 2 años, me rendí. La realidad me aplastó. No solo es un jugador merecedor de la camiseta más hermosa del universo, es un capitán digno de la institución Embajadora. Todos hablan de su coraje, testosterona y enjundia. Pero quiero recalcar algo. Su perseverancia para mejorar técnicamente cada día.

Este Cadavid no es ni de broma el mismo central tosco que llegó hace ya 5 años al azul. No conozco a ciencia cierta que cambió en su forma de entrenar o lo que lo condujo a esta inmensa mejoría. Solo puedo dar fé, de que aún, con falencias como cualquier ser humano, sus condiciones dentro del campo, han marcado un giro de 180 grados.

Ya son más de 200 partidos con Millos, 16 anotaciones, 2 títulos, y el corazón de la hinchada azul que lo ve como estandarte. La vida y el fútbol, el fútbol y la vida. Todos nos equivocamos, pero nunca suele ser tarde para rectificar. Quiero agradecerle públicamente al señor Andrés Felipe Cadavid Cardona por las lágrimas de felicidad que he derramado gracias a él. Por la gallardía en los momentos malos, como la semifinal en Medellín durante el 1er torneo del 2017. Sus palabras reflejaron como nunca antes el sentimiento de la hinchada millonaria. El balón da vueltas, solo hay que saberlo mirar.

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