Aquellas Sudamericanas ( Parte 1)
Escrito por @DARIOTOTO81
El Nacional de Quintabani, bicampeón del torneo, líder en aquel momento y con nombres de la talla de David Ospina, Juan Zuñiga y Sergio Galván era el rival, el estadio, Atanasio Girardot, siguiente escollo en el camino de los ahora dirigidos por Mario Vanemerack.
Pero esa noche, se vio un cuadro azul imponente, lleno de mística, que supo reponerse a un gol en contra, sobre llevar un arbitraje que pasó por alto la expulsión del golero verde, en una clarísima acción que privó a Millos del primer tanto.
Un segundo tiempo de ensueño y 3 a 2 en el marcador, con los 3 puntos en l malta para jugar tranquilos, pero a la vez con el cuchillo entre los dientes, la vuelta en el hermoso Nemesio.
Retrocedamos un poco para poner en contexto. Desde mediados del 2006, hasta junio del año siguiente, Juan Carlos Osorio, había logrado darle un nuevo aire a un Millos que amenazaba con desaparecer, infinidades de problemas aquejaban a la más gloriosa institución deportiva del país.
Inolvidable resulta el gol de Conde en el minuto 105 ante Independiente Medellín, dejaba abierta la puerta a un final, que si bien, no terminó dándose, parecía confirmar la vuelta del azul a los puestos de vanguardia.
Semanas ante del inicio del finalización de 2007, se dio a conocer la salida del entrenador pereirano (al que Luis Augusto García llamó, recreacionista) y se nombró a Martín Lasarte (un verdadero desastre) como entrenador del Embajador.
Tan solo 2 victorias en 9 partidos, incluyendo un nefasto 6 a 1 por parte del Quindío, propiciaron la salida del entrenador Charuua de la capital. Dejaba al equipo en la última posición del torneo local, aunque clasificado a 2da ronda de Copa Sudamericana, luego de una apretada serie ante el ignoto Coronel Bolognesi peruano, cayendo en Bogotá, pero logrando victoria en suelo Inca, para obtener el pase desde los penales.
Llegó el partido en Bogotá ante el rival de los últimos 30 años. (No es el contrincante de siempre, pues antes del 89 no existen registros de aquella escuadra). Un Nacional impotente ve como su eliminación es un hecho ante el empate sin goles y nace una nueva ilusión en el corazón del hincha.
Venía el Colo Colo, de Borghi, tricampeón de Chile, pero nuevamente salió a flote la serenidad y la clase de los jugadores azules, tras doble empate a 1 gol, fueron los disparos desde los 12 metros, los que nos pusieron en 4tos de final ante el Sao Pablo.
En el estadio Morumbí, en un partido, donde soportamos el vendaval que fueron los brasileros durante los 95 minutos, no solo sacamos el arco en 0, sino que logramos la impresionante victoria en un fugaz contra golpe de Luis Zapata.
En la preciosa capital del país, supimos aprovechar los momentos, y con un Ricardo Ciciliano inspirado (terminaría siendo el goleador del torneo) se obtiene el triunfo con un contundente 2 a 0.
Aquella escuadra con un inmenso Chalo Martínez en defensa, Robayo, Quintero y Bedoya como contención, Estrada en quizá el mejor momento de su carrera y un Villagra que supo jugar como pivot de forma espectacular, logró enamorar a una hinchada que venía de sufrir, golpe tras golpe, una afición que necesitaba con urgencia algo de que aferrarse para mantener el orgullo, tan golpeado en los últimos años.
Llegó la semifinal ante el América mexicano. El final del sueño. Con una pésima suerte, jugando con 1 hombre menos (Bedoya se lesiona y ya no hay más cambios) luego de haber remontado un 0-2 en contra, se termina perdiendo con gol de Salvador Cabañas.
Que estas líneas sea un pequeño, pero muy merecido homenaje a un grupo de hombres, llenos de testosterona y amor propio que nos hicieron vibrar y devolvieron el nombre de Millonarios a la palestra internacional.