Atajando las voleas de la vida

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Un partido se puede jugar bien, luchar y aun así no sumar de a 3. Igual pasa en la vida, se sufre, se trabaja con pasión y en ocasiones las situaciones continúan siendo adversas. Es ahí cuando se conoce a los héroes, aquellos a los que la vida golpea, lanza al suelo, pero se resisten a quedarse ahí.

Levantarse deja de ser opción y pasa a ser obligatorio. La carrera de Luis Delgado se forjó en la segunda división del fútbol colombiano, se hizo a un nombre en los pequeños estadios de la B nacional. La fortuna empezó a sonreír con el título en el 2008 atajan do para el Real Cartagena, esto le abrió las puertas al equipo más grande del país. Su llegada a Bogotá tuvo cierta reticencia por parte del algún sector. ¿Un arquero de segunda? Se rumoraba en los pasillos de la 57, pero fue poco el tiempo que se desconfió de Lucho.

Si bien empezó como suplente, al poco tiempo ya tenía bajo su custodia el arco azul, las nefastas actuaciones de Juan Obelar despejaron el camino y dieron inicio a un idilio con la parcial embajadora.

Pero el vínculo se tornó sagrado la tarde del 16 de diciembre de 2012, cuando atajando un remate desde los 12 pasos nos dio la tan anhelada estrella 14. Meses difíciles, jodidos, había soportado el meta santandereano, Tatiana, el amor de vida padecía cáncer de seno.

La familia batalló, unida por el amor entregó lo mejor de sí, enfrentaron al decadente sistema de salud, que en cambio de protegernos, nos agobia con su falta de recursos y humanidad. La vida se fue extinguiendo en la mujer, en la madre, en el ser hermoso que fue Tatiana García.

Dolor infinito, recuerdos imborrables, suspensiones y lesiones. Pareciera que la vida fuese un castillo de naipes a punto de derrumbarse. Ante tanta calamidad, fácil dejarse vencer, bajar los brazos y huir. Lo sencillo suele ser mediocre y Luis Delgado es una persona diferente. Renace y se reinventa, está conectado con el fútbol y la vida. Sigue dando muestras de grandeza. Aprendamos algo de él, enfrentemos la vida con amor, valorando cada día, miremos a Lucho, es un maestro en este incomprendido arte de vivir.

Los balones más complicados son los que lanza la vida al ángulo. Pero no necesariamente tienen que terminar siendo un gol en contra.

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