El día más feliz de mi vida gracias a Millonarios
En una sociedad donde el fútbol era catalogado como un deporte para hombres (para jugarlo o para verlo), yo estaba sentada cada fin de semana junto a mi hermano viendo y aprendiendo de fútbol, de Millonarios y de su historia, mientras él me explicaba muchas dudas que surgían en el camino.
Con el tiempo, entendí muchas cosas, peleaba por otras y mi pasión se desbordó. Millonarios era el foco de mi alegría, quería que llegaran rápido los días en los que jugaba, pero nunca imaginé esperar tanto por un partido, como anhelaba que llegara ese que se jugó el 16 de diciembre de 2012.
El empate en Medellín solo significaba que la última palabra se definía en Bogotá, en nuestra casa, en El Campín. Recuerdo perfectamente lo mucho que lloré por no poder conseguir boleta, todo siempre ha estado muy caro y yo no entendía, en ese entonces, que ir al estadio era un privilegio que hoy me hace valorarlo mucho más.
La mañana y la tarde pasaron lentas, pero no tanto como el partido. Y eso que yo me sentí campeona desde el 45’ con el gol de Cosme. Luego el empate iniciando el segundo tiempo y el pitazo final traducido en definirlo desde el punto penal, me hizo sentir los segundos como minutos y los minutos como horas. No estaba preparada.
Cuando Wason acomodó el balón para el primer cobro, recuerdo empezar a llorar desconsolada llena de emociones; preocupación, miedo, confianza, ilusión, fe, una montaña rusa.
Rentería acertó, Franco también, Medellín erró y Ganiza marcó para que en ese momento me volviera a sentir campeona. Vásquez erró y pensé que estábamos destinados a sufrir (como muchas otras veces durante años lo he pensado). Luego Otalvaro me hizo volver a creer y la heroica de Lucho Delgado, cobrando, marcando y luego atajando me trasladó al momento más feliz de mi vida. Una sensación que jamás volví a vivir, ni volveré.
Ese día, de la manera más genuina, me di cuenta de que no es solo fútbol, como muchos lo catalogan. Entendí que la pasión y el amor mueven el mundo, y que lo que más me apasiona en la vida es Millonarios.
La felicidad es la plenitud del alma y ese día mi alma estaba plena. Ese día olvidé los muchos otros que había sufrido y entendí que, así volviera a sufrir, un solo momento de alegría, como el que repetí en diciembre de 2017, iba a sobrepasar los límites y harían que todo lo demás valiera la pena.
El día que Millonarios más feliz me hizo, fue de hecho, uno que me enseñó de más. Me enseñó sobre el valor de sentir sin forzarlo, a tener paciencia, a desbordar alegría, a creer que puede pasar, a apostarle a los imposibles y a entender, que, aunque llueva y granice, el sol va a salir.
Con el pasar de los años, un tipo que ha dejado huella en mi equipo mencionó una frase (de hecho, levantando otro título) que yo creo, se acomoda perfecto al momento que merecíamos vivir: ‘El trabajo no traiciona’. Y yo solo quiero pensar, que, si bien el trabajo trae recompensa, si lo acompañas de amor, traerá frutos muchos más valiosos. Y amor, a mí por lo menos, me sobra si se trata de Millonarios de Colombia.
Felices 77, gigante, amor, gratitud, maestro y fe. Te amo por darme el día más feliz de mi vida, que está por encima de todos los demás.
Por: Lorena Buitrago (@lorenabuitrago)