El Canalero
«Mi esposa estaba embarazada, mi hija nació y al día siguiente me llaman. Fue especial» fueron las palabras de Román Aureliano Torres Morcillo al retroceder el casete y recordar cuando Hernán Torres, terminando su periplo en Águilas Doradas, llegaba a Millonarios con un objetivo claro, nombres para alcanzarlo y el apoyo de las directivas en cabeza de Felipe Gaitán, le decía que quería contar con él en la zaga azul.
Un bastión de 1,88 metros que tenía un recorrido envidiable por cualquier foráneo y local del fútbol colombiano: tres trofeos levantados con diferentes equipos, dos de ellos para sumar estrellas a los escudos de enconados rivales, eran sus pergaminos para el aterrizaje en Bogotá, donde lo esperaría la estadía más larga en una ciudad y un club colombianos y el título más importante en la cúspide de su carrera en el FPC.
Esa estrella 14, esquiva y maravillosa, nos dejó a todos un sinfín de esquirlas hermosas en la piel, el alma y la memoria. Y una de ellas era el inconfundible defensor negro y corpulento ondeando orgulloso la bandera de su país, su familia estampada en su camiseta blanca debajo de la Embajadora, y una sonrisa satisfecha por el trabajo realizado. Tres años y monedas fue su hospedaje en la capital, antes de que la MLS lo llamara y nos dejara un vacío pero también una gratitud que a hoy sigue indeleble.
Un dato curioso de Román fueron sus goles; siete dianas de 2013 al día de su partida a Estados Unidos y gritos tatuados de media distancia, una puntilla en un partido contra Nacional en el que hasta el narrador dormía la siesta y él se avispaba al mejor estilo copiado por Divok Origi en Champions League, y por supuesto ese gol monstruoso de cabeza contra Santa Fe que hacía al profe Lunari estallar de felicidad y a los hinchas azules callar desde los codos norte de oriental o occidental a todo el Campín rojo y empapado de eliminación. Pero con todo y su talento y poderío, en su año de debut y consagración los goles le fueron esquivos y su labor se concertó en evitarlos. 2012 no lo vería celebrar ningún tanto.
La semana pasada se cumplieron 10 años desde que el querido Canalero le dijo ‘SÍ’ al glorioso Millonarios y estampó con letras inmortales su nombre en la historia del fútbol colombiano. El panameño con más títulos en nuestro país, el segundo vistiendo la camiseta albiazul después de Luis Tejada y el único que pudo gritar campeón en el Coloso de la 57 junto a millones de latidos Embajadores en el estadio, la ciudad y el mundo.
Pasaron dos lustros y seguimos recordándote, Román querido. Gracias por regalarnos a muchos nuestra primera estrella. Gracias por vestir con gallardía esta camiseta y defender hasta la última gota de sudor a este escudo. Esperamos volver tener un trozo de tu país en esta institución, cuando regreses de visita o para seguir escribiendo páginas de oro en nuestros libros. ¡Gracias siempre, Canalero!
Carlos Martínez Rojas
@ultrabogotano