FÚTBOL, UN CUENTO DE FAMILIA
Por Alicia Carrillo (@alicarrillog)
El viejo cumplió 95 años, ayer, 17 de junio, un día antes de su amado Millonarios. Bueno, que sea entonces un homenaje para él y toda la familia García Rozo, hijos y nietos que de alguna u otra forma llevamos el fútbol por ahí en la sangre, así sea escondido.
La historia de hoy comienza con Jaime José García Neira, quien, desde muy joven, y después de haber perdido a su mamá a los 9 años y haber tenido que trabajar desde entonces, se topó con el deporte más lindo del mundo: el fútbol.
Corría el año 1945 cuando Jaime y Álvaro Mendoza (su mejor amigo) formaron “La Cuarta Especial” y fueron a presentarle el equipo a Manuel Briceño Pardo y Alfonso Senior, en busca de patrocinio. Nadie se imaginaba que iba a ser entonces el glorioso Millonarios, y mucho menos que Jaime “Piu piu” García se iba a convertir en un jugador profesional de fútbol, y muchísimo menos que iba a jugar al lado de los verdaderos cracks, que un día llegaron de Argentina.
Sí, el abuelo tuvo la fortuna de haber jugado con Alfredo Di Stéfano, Adolfo Pedernera, Néstor Raúl Rossi, entre otros grandes. Pero para mí, “Piu piu” siempre será el más grande. Tanto así que gracias al fútbol conoció al amor de su vida (y de la nuestra), María Felisa “La Chatica” Rozo, que es hoy un ángel que desde arriba nos sigue vigilando y nos manda su fortaleza. Que sea este un homenaje a su memoria también.
Jaime y María Felisa se casaron 25 de junio de 1949, “Piu piu” jugó en Millonarios hasta ese año y desde el inicio de su carrera como futbolista tuvo la oportunidad de viajar incluso en giras por el Ecuador y otros países próximos a Colombia.
Los hijos llegaron, Elsa Stella, Jaime Enrique, María Mercedes y María Luisa (se nota que son puros nombres de abuelito jajaja). El necio de la familia, Jaime Enrique, claro, aunque hay por ahí un diploma de “modales distinguidos y buena conducta” que ni sabemos de dónde sacó.
Siendo el varón, Jaime heredó el gusto y el amor por el fútbol e hizo parte de las divisiones menores de Millos. Incluso tuvo la oportunidad de jugar el partido preliminar del amistoso entre el Santos de Brasil y la Selección Colombia, el 17 de julio de 1968, fecha en la que Guillermo ‘Chato’ Velásquez, el árbitro del
encuentro, se dio el lujo de expulsar al rey Pelé. Claro como ya sabemos el resto de la historia, le tocó volver a integrar a Edson Arantes Do Nascimento al campo de juego, la gente fue a verlo a él, al fin y al cabo.
Por cosas de la vida, Elsa Stella y Jaime Enrique tampoco nos acompañan ya, pero tan sólo con pensar en los buenos momentos vividos a su lado, su presencia vuelve inmediatamente a alegrarnos la vida.
Jaime Enrique también fue el “boquisucio” de la familia, el que siempre le buscó el doble sentido a las cosas (bueno sus hermanas no son tampoco ningunas santas palomas, tienen su lengüita) y tuvo dos hijos, Mariana y Alberto. No, no fue el varón el que siguió esa línea familiar, aunque también heredó el amor y el gusto por el fútbol. Fue la “damita”, que hoy en día es toda una champion, una persona destinada al triunfo que, con su esfuerzo, dedicación y sacrificios, nos ha dado unas cuantas lecciones de vida a todos.
Mariana culmina lo que Jaime José empezó, o mejor, lo continúa. Graduada de The Citadel, universidad militar en Carolina del Sur, EE.UU., se ha caracterizado por demostrarle incluso a las americanas que cuando se tiene un sueño, NADA es imposible.
“Cuando García llegó a jugar futbol con universitarias de Estados Unidos no hablaba bien inglés y nunca había estado en Citadel o Carolina del Sur, enfrentó diferencias culturales en un país nuevo y las exigencias del entrenamiento militar. Sus retos fueron grandes, pero García salió adelante con la fuerza, la determinación y el trabajo duro de una líder natural, obteniendo reconocimiento no sólo para sí misma sino para su equipo y la Universidad Citadel” Honor, Duty, Respect. The Citadel Magazine 2011
Bueno, ¿y qué le heredé yo al abuelo? No juego fútbol, no se mucho de fútbol, pero me encanta. Sé que es un córner, un saque de meta, una definición desde los 12 pasos. Está bien, lo admito, siendo la mayor de las nietas ¡me tocó jugar con puros niños! Es más, jugaba fútbol con ellos, claramente me ponían a tapar, pero me pedía ser Tony Meola. Peor aún, sabía y sé perfectamente quien es Antonio Michael Meola, guardameta estadounidense, retirado en 2006.
Aparte de eso, del abuelo también heredé el gusto por el tango, tan vinculado con el fútbol, y el cariño por Argentina, un país en el que aún conservo varios buenos amigos. Y hablando de la tierra de Gardel, les dejo el tango que más le gustaba a la “Chata charata, narices de gata”, que entre otras cosas, refleja perfectamente la historia de Jaime José y de Mariana.