MÁS CONVENCIDO QUE NUNCA
Hay situaciones difíciles de explicar. Como una derrota puede reafirmar la fe en el equipo sería un claro ejemplo de ello.
Comenzando mis estudios universitarios, debía prepararme para un parcial de la materia más complicada del semestre. Junto a unos compañeros pasamos la noche en vela, leímos por casi 12 horas consecutivas, durante esa noche, algo hizo “click” en nosotros, nos fuimos dando cuenta de lo hermoso que estábamos estudiando. Supimos que en realidad eso era lo nuestro.
Llegamos a la universidad cansados, pero convencidos de que lograríamos pasar aquel escollo. El examen daría inicio en 2 horas, la ansiedad nos carcomía y decidimos darle remedio de manera estúpida e inmadura, comprando algo de licor. El resultado obvio fue una nota baja que nos enseñó, a tener un poco más de criterio y madurez en nuestras reacciones. Pero más allá de esto supimos desde aquel día que saldríamos adelante, que habíamos escogido bien nuestra carrera y así fue.
Eso me pasó este sábado en el partido de Millos. Creerle a un equipo que gana 2 títulos en 2 meses es fácil, mucho más sencillo que a uno que lleva 5 puntos en la misma cantidad de encuentros.
Pero viendo el juego solidario, la entrega, el amor propio de estos hombres es imposible no entregarse a la esperanza de que esta escuadra pasará a la historia del futbol colombiano (si es que ya no lo logró).
Que hubo errores es totalmente cierto, talvez la modificación era otra, que Domínguez lo ha debido dejar patear, que la caída de Cadavid. Sí, todo eso puede llegar a ser verdad, pero no nos quedemos ahí. Veamos la reacción del equipo que con un hombre menos acorraló al Cali, sus jugadores empezaron a quemar tiempo descaradamente viendo como estos 10 guerreros vestidos de azul se venían encima.
Y es que este Millonarios ilusiona por eso, por solidario, por nunca bajar los brazos, porque cuando las papas queman aparece Silva, Matías y todos aportan su grano de arena para la fortaleza que es hoy en día el embajador.
Mire usted, minuto 94, con 2 goles abajo y seguimos buscando aunque fuese el descuento, este Millos sabe lo que es perder, pero no conoce la palabra rendirse.
A nadie le gusta perder, pero esta vez la derrota sabe diferente, la noche del sábado me convencí que este Millos, este equipo de Russo, Gottardi, Camacho, Cadavid. Este equipo es de todos y va por todo. Va dejar una huella indeleble en la historia.
Lo invito a que crea, a que se enamore, a que se goce la fiesta del miércoles en el Nemesio. El juego del sábado dio lo único que talvez faltaba a este Millos, grandeza en la derrota.
Por Darío Cárdenas (@dariototo15)