El mejor de todos. El único, el eterno Willy.
Escrito por DARIOTOTO15
“Cuando dios te da un don, también te da un látigo y ese látigo es solo para autoflagelarse”
La frase con la que se abren estás línea, de autoría del maestro Fito Páez, se puede apreciar en todo su esplendor en el ámbito futbolístico. Personajes con un talento celestial, invadidos por demonios representados en toda clase de vicios que han debilitado sus carreras y vidas, haciéndolos caminar sobre la cornisa y en ocasiones terminar sucumbiendo para morir en la más absoluta miseria y abandono.
La Colombia de los 70s y 80s presenció como un caudal de billetes verdes de dudosa procedencia desbordaba los límites de la imaginación. Abarcó todos los espectros de la sociedad, sacó a relucir la falta de serenidad y humildad de varias personas que vieron realizados sus sueños de la forma más rápida y sencilla.
Pero el viejo Willy, siempre sereno y tranquilo, dejaba el descontrol solo para los domingos arrancar por la banda y dejar desparramados defensas rivales, era un varón, pero no de los de fierro en mano, no señor, un toro para recibir golpe tras golpe y levantarse estoico, enfilando hacia la portería ajena.
Mucho ó casi todo se ha contado de la historia de Ortiz, sus humildes comienzos, la ceguera de los encargados del América que lo dejaron ir (en hora buen para la institución embajadora) su descubrimiento por Jaime Arroyave en un torneo menor en Girardot, su consagración en Bogotá, la ayuda y consejos del dr Ochoa.
No son pocos los que mencionan que el negro valdría hoy cientos de millones de dólares, al preguntarle sobre esto, él solo sonríe, con la sabiduría que dan los años y la bondad de un corazón agradecido. Willington no da inicio a un discurso cargado de odio menospreciando a los jugadores de hoy, evita compararse con ellos. Sabe que es gracias al fútbol que pudo salir adelante y ayudar a su familia, de otra forma hubiese sido prácticamente imposible abandonar el circulo de miseria con el que desafortunadamente vive la mayoría del pacifico de nuestra nación.
Cuando se trabaja a conciencia, se ha sido honesto y profesional se tiene una mirada tranquila, porque no hay deudas ni cobros con el pasado. Y así, cuando ya no tenía la velocidad de antaño, supo reinventarse dentro del terreno de juego para ser creador y asistir a sus compañeros desde la mitad de la cancha.
Y es que los tiempos no le coincidieron tampoco respecto a la selección, aunque estuvo cerca de Alemania 74, nos quedamos afuera por gol diferencia, la gloria fue esquiva también en la Copa América del 75, cayendo ante Perú en la final. Mientras Colombia celebraba su pasaporte a Italia 90, Willy anunciaba su despedida de las canchas.
Un muy pequeño homenaje para el mejor jugador que ha dado nuestra patria. Gracias por todo Willy, en tu cumpleaños recibe un abrazo eterno de la fanaticada
azul que siempre te llevará en el corazón. Bien decía Manuel Machado, “Hasta que el pueblo no las canta, las coplas, coplas no son y cuando el pueblo las canta, ya nadie sabe el autor, procura tú, que tus coplas vayan al pueblo a parar, que al volcar el corazón del alma popular, lo que se pierde de gloria, se gana de eternidad”.
Eterno Willington Ortiz