Se puede perder un año, pero no la dignidad
Escrito por @DARIOTOTO81
A nadie le gusta perder, pero todos perdemos. A diario, no necesariamente hablando de fútbol. Por eso celebramos las victorias, porque no son comunes. Entonces, perder en sí mismo no tiene nada de malo, pero la forma en la que se cae, si.
La falta de amor propio, responsabilidad, compromiso y solidaridad que se demostró el domingo en la cancha del Nemesio, siembran dudas alarmantes. El silencio post partido de los referentes, no hace más que ahondar los interrogantes.
Un equipo de fútbol es una familia, al igual que la suya o la mía. Y cuando hay problemas, la culpa no puede reducirse a un solo individuo.
No puedo escribir que se pararon los jugadores, sería irresponsable de mi parte hacerlo sin prueba alguna para sostenerlo. Así que me limitaré a decir que algo se quebró por dentro. Se nota, no conozco el primer caso en la historia de la humanidad, en el que a 15 profesionales, se les olvide hacer su labor en un lapso de 11 meses.
Ya Miguel Ángel Russo y cuerpo técnico cargaron con parte de la culpa y no estarán el siguiente año. Duele el alma, pero el camino continúa ¿Y los jugadores? No voy a gritar “Que se larguen todos» desconociendo la parte económica, ya que muchos son propiedad del club y sacarlos conlleva a indemnizar indemnizaciones que pueden retroceder a situaciones de escasez de recursos que parecen olvidadas.
Pero si debe suceder algo. Cambios, es increíble el silencio del capitán, el mismo a quién desde este espacio se le escribió honrándolo, en toda esta debacle se oprimió a si mismo el botón de “mute». Inaudito. Los refuerzos extranjeros, deben obligatoriamente ser superiores a los criollos y creo que la mitad de ellos, no pasaron de tener un semestre mediocre, por no decir otra cosa.
Espero que este fracaso y la derrota humillante ante el rival de patio, sean las piedras sobre las que se cimiente el azul del 2019.
Pero cuidado, algo tiene que pasar.