¿Y si jugamos fútbol?

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Por más que usted quiera mantener su estilo, individual y único, la sociedad le termina exigiendo (y ganando) ciertos parámetros de vestido en determinadas ocasiones. No creo que la pijama o sudadera con la que se sale a comprar el pan del desayuno, sea la “pinta” elegida para un matrimonio, funeral u otro evento social de etiqueta.

El Millonarios del 2017, campeón del finalización, era un equipo físico, de lucha y entrega que lograba equiparase a otros de mayor nivel futbolístico gracias a su dosis extra de testosterona. Suplía la carencia de hombres de talento con velocidad y vértigo.

Para este momento la situación es diferente en cuanto nombres, más no en resultados ni calidad de juego. El azul tiene jugadores dúctiles con la pelota, como para pedirle un desarrollo mucho mayor en lo que concierne a volumen de ataque.

Tenemos que vestirnos para la ocasión.

Si contamos con Marrugo, Silva y Salazar, tengamos el gusto de verlos simultáneamente en el terreno de juego. La derrota contra el rival, aparte de la obvia tristeza, deja la profunda duda sobre el nivel del conjunto en si. Una sola opción real de gol en los 90 minutos del miércoles, siembran una preocupación al ver como se están dejando pasar los recursos en cuanto a calidad de nombres que posee la institución. Desde estas líneas siempre se ha respaldado el proceso, no es hora de traicionar palabras o principios, pero si de hacer un alto en el camino para reflexionar sobre lo que no se está haciendo de la forma indicada.

Quedan 2 bailes y estoy seguro que tenemos ropa de sobra para ser las estrellas de ellos. Humildad para reconocer errores y trabajo para enmendarlos.

Nota final: Sería genial aplicar las leyes que ya existen y poner tras las rejas a los delincuentes que usan la camiseta más hermosa del mundo como pretexto para destruir bienes y seres humanos.

(Ver más: http://www.pasionalbiazul.com/10-del-83/ )

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